martes, 30 de julio de 2013

Las "gales·






Típica galocha portugesa del siglo XVI. Este tipo de naves eran muy similares a algunas galeras españolas que se incorporaron a la segunda Liga Santa.

A las galeras medievales se las denominó "gales" hasta bien entrado el siglo XV. Se trataba de un tipo de embarcación rasa, con menos obra muerta que las antiguas trirremes, más alargada y con el centro de gravedad más bajo, por lo que era más estable. Los bancos de los remeros ocupaban casi toda la eslora y en cada banco podían colocarse dos o tres remeros. En el siglo XIII, los términos birreme y trirreme dejaron de significar dos o tres órdenes de remos, como se entendía en la época griega y romana, y pasaron a referirse a los dos o tres remos por banco. Estas galeras eran del tipo denominado "de remos sencillos", en el que cada remo era manejado por un solo remero. Todos los remos estaban en un mismo plano con los toletes o escálamos de cada grupo, separados unos 25 centímetros entre sí, y los grupos de dos o tres remos distaban poco más de un metro. A mediados del siglo XV, con el nombre definitivo de galera, estas embarcaciones llegaron a su plenitud como barco de guerra en el Mediterráneo.
En 1534, apareció en Venecia un nuevo método de boga con remos más largos, llamados galochas, que se componían de dos piezas debido a su longitud; además, eran manejados por varios remeros en un mismo banco en lugar de por uno solo, como se hacía en las galeras de remo sencillo. En 1551, los mismos venecianos adaptaron el nuevo sistema a sus galeras mercantes, y se generalizó su uso antes de constituirse la Liga Santa. Aunque su sistema de propulsión principal era el remo, las galeras de alta mar disponían de las velas como complemento fundamental para la navegación. En el siglo XV y durante la primera mitad del XVI, las galeras arbolaban un solo palo con vela latina. Los venecianos lo arbolaban aproximadamente a algo menos de 1/3 de la eslora, a partir de la proa. Luego apareció, en algunos casos, un pequeño trinquete, trasladándose el mayor hacia el centro. Más tarde, se generalizaron los dos palos con el trinquete arbolado hacia proa y algo caído hacia el espolón, y con el palo mayor bastante más a proa de la cuaderna maestra. De este modo, se lograba el equilibrio de fuerzas necesario para gobernar y maniobrar sin grandes dificultades una nave tan larga. Más adelante, en las galeras catalanas y provenzales antes que en las venecianas, la vela del palo trinquete aumentó de tamaño y pasó a ser una vela concebida para incrementar la velocidad de la embarcación.
Pese al avance de las embarcaciones propulsadas exclusivamente a vela, la galera siguió utilizándose en el Mediterráneo mientras se practicó el abordaje y la subsiguiente lucha cuerpo a cuerpo en las batallas navales. Para el abordaje, el corvus romano fue sustituido por el espolón de proa, que se levantó del agua para utilizarse de puente hacia la nave enemiga. La táctica principal que se aplicaba en el combate de galeras era destruir cuanto antes los remos del adversario. Para ello, lo más importante era la velocidad, para desbordar al enemigo y poder atacarlo con ventaja por el costado.

Cañones y galeazas

El empleo del fuego artillero en las costas españolas se dio por primera vez en  1359, en Barcelona, cuando se disparó una lombarda desde una nao que formaba parte de las defensas del puerto al ser éste atacado por naves castellanas. el uso del cañón no se extendió hasta finales del siglo XIV, y la artillería naval se generalizó al cabo de un siglo. El proceso en las galeras comenzó con el montaje de cañones a proa, que sólo podían disparar frontalmente, como una clara prolongación de la capacidad destructiva del espolón. El montaje de un cañón de crujía, flanqueado por una o dos piezas artilleras de menor calibre a banda y banda, fue el siguiente paso. El cañón de crujía podía desplazarse hacia popa, ya que su cureña se podía deslizar sobre unas guías inclinadas para quedar así resguardado y trasladar su peso más al centro mientras se navegaba sin entrar en combate. Mientras que en los veleros las piezas artilleras se situaban principalmente en los costados, en las galeras se concentraban las armas de fuego en la proa; por su parte, la artillería de los costados estaba formada sólo por esmeriles, pedreros, culebrinas y falconetes, cuyo principal objetivo era proteger los remos de los ataques laterales.
Con la incorporación de la artillería y la utilización de los galeotes o forzados, a mediados del siglo XVI, la dotación de las galeras se dividió de un modo insólito hasta entonces en el mar. A los encargados de las maniobras a vela se les llamaba "gente de mar"; eran los marineros tradicionales, por así decirlo, que también se encargaban de las piezas de artillería y de los servicios de la tripulación; luego estaba la "gente de remo" o "chusma", que eran los galeotes y los remeros libres que los mandaban. Finalmente, en las galeras militares, se contaba con la "gente de guerra", los soldados propiamente dichos, entre los que había especialistas arcabuceros y mosqueteros.
Las galeras aumentaron de tamaño y pasaron a llamarse galeazas como término aumentativo. El incremento de tamaño más significativo fue el que tuvo lugar en Venecia, cuando se construyó una cubierta con un buen número de cañones por banda, situados sobre los remeros en las galeras mas grandes. En realidad, se trataba del intento de construir auténticas baterías flotantes ante el entusiasmo militar que despertó la llegada de la artillería, una práctica que llegó a generalizarse en todas las embarcaciones de la época.
Las galeazas se incorporaron a las flotas inglesas hacia 1550, durante el reinado de Enrique VII. Estas naves arbolaban la configuración típica de los veleros de la época: tres palos, dos con velas cuadras y el de mesana con una latina. Eran naves muy grandes, de 61 metros de eslora, aunque con sólo 20 remos por banda, y estaban poco artilladas. Esto las hacía bastante más ligeras y maniobrables que las mediterráneas, aunque fracasaron totalmente en acción por su escasa potencia de fuego y por su vulnerabilidad.