lunes, 30 de enero de 2012

La transición del forro a las cuadernas.


En el casco del barco de yassi Ada aparecen menos espigas entre las tablas, y éstas sólo tienen la función de mantener el maderamen en su lugar para dar forma al casco antes de instalar las cuadernas. Por ello, se supone que representa la transición del sistema del forro al de las cuadernas.

Con la decadencia del Imperio Romano, la construcción de barcos con la técnica del forro empezó a desaparecer. Esta técnica había prevalecido en el Mediterráneo durante 3.500 años, y consistía en una evolución del antiguo sistema egipcio, con el que se construía el casco dándole forma "a ojo del carpintero", es decir con las tablas unidas por los bordes y sujetas con espigas, hasta que se colocaban las cuadernas. Este sistema, que los expertos en construcción naval han definido como (empezando por el forro) o simplemente de (el forro), era muy costoso y ésta es la causa de que se sustituyera por el método (empezando por las cuadernas) o de (las cuadernas), que comenzó a aparecer simultáneamente a la desaparición del sistema del forro a finales del imperio de occidente. Por aquel entonces, se estaba produciendo en la sociedad romana la transición de una economía de esclavos a un sistema similar al de la economía de libre mercado, en el que tanto el trabajo como los materiales se encarecieron; esto llevó a  la necesidad de elegir un sistema que ahorrara tiempo y madera, y el de las cuadernas era de 5 a 10 veces menos costoso.
Que el sistema del forro perdurara tanto tiempo no deja de ser un misterio. Una posible explicación sería que este tipo de construcción proporcionaba, al parecer, barcos más duraderos. En los barcos romanos que utilizaban espigas para unir las tablas del forro, la compresión que mantenía la imprescindible estanqueidad se lograba mediante la hinchazón de las tablas al contacto con el agua; de este modo, las espigas y las cabillas que las atravesaban quedaban sólidamente aferradas en las muescas de las tablas que, a su vez, quedaban comprimidas. En este tipo de barcos, una cuaderna podrida no era un hecho fatal para la supervivencia de la embarcación, pues no comprometía su estanqueidad. La cuaderna se sustituía por otra y el barco continuaba navegando. Por el contrario, el tipo de barco que había sido construido empezando por las cuadernas, sí dependía de ellas, ya que si las cuadernas fallaban, el calafateado de la tablazón era incapaz de mantener la estanqueidad al perder toda consistencia. Parece evidente que lo primero que se pudría de la madera de un barco era la parte superior de las cuadernas, y la putrefacción avanzaba de arriba abajo. Si el agua penetraba por la cubierta, la zona más propensa a la podredumbre era la de los extremos superiores de las cuadernas; las maderas bajo la línea de flotación lo eran mucho menos.
El sistema de construcción de las cuadernas permitió que, hacia el año 1000, por vez primera en la historia, la construcción de barcos empezara a ser un proceso industrial. Hasta entonces, los barcos antiguos sólo se habían podido construir de uno en uno, y a partir de mediciones muy simples. El sistema que empezaba por las cuadernas requería que el carpintero supiera proyectar la forma final de un barco y armar las cuadernas que se tenían que haber construido antes. Para hacerlo, tenía que saber dibujarlas a tamaño real en el suelo o establecer los patrones de inclinación de los listones de proa a popa; a partir de ellos, se podían hacer los dibujos que permitiesen la construcción de las cuadernas. Era una forma primitiva del método del alzado usado en la actualidad. Fue el primer paso que se dio hacia el concepto de (plano), el diseño sistematizado y exacto de una embarcación que facilitaba su construcción con ahorro de tiempo y materiales.
El mejor referente arqueológico de la transición del método del forro al de las cuadernas son los restos de un mercante bizantino que se hundió en 626 d.C. al sur de la isla de Yassi Ada. Era un barco pequeño que transportaba cargas inferiores a las 50 toneladas. En su construcción hay muchas menos espigas entre las tablas, y éstas sólo tienen la función de mantener el maderamen en su lugar para dar forma al casco antes de instalar las cuadernas.

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